¿Qué es?
El término chemsex deriva de los vocablos ingleses “chemical” (químico) y “sex’’ (sexo). Era utilizado coloquialmente en el mundo gay para describir las relaciones sexuales que ocurrían bajo la influencia de drogas, consumidas antes o durante el encuentro sexual.
Podemos definir al chemsex como el uso intencionado de drogas estimulantes para tener relaciones sexuales por un período largo de tiempo (que puede durar desde varias horas hasta varios días).
El chemsex es un fenómeno dinámico, por lo que las sustancias de consumo varían a lo largo del tiempo en cada ciudad. Sin embargo, podemos afirmar que las más consumidas son el GHB (droga de diseño casera que provoca subidones eufóricos), la cocaína, la mefedrona (sustancia cuyos efectos se encuentran entre la cocaína y el MDMA) y la metanfetamina.
La combinación (policonsumo) de algunas de estas drogas produce una potente desinhibición y estimulación sexual. El policonsumo es habitual, pudiéndose añadir a las drogas mencionadas otras como la ketamina, el MDMA y los nitritos (más conocidos como poppers).
¿Cómo se lleva a cabo?
Las sesiones de chemsex pueden tener un número de integrantes muy variado. Desde dúo, trío o cuarteto, hasta sexo grupal multitudinario. Normalmente, tienen lugar entre hombres gays y bisexuales.
Aunque lo más habitual es que tenga lugar en casas particulares, también se da en diferentes negocios dirigidos al público gay, como saunas, clubs, hoteles, fiestas en locales privados, locales con cuartos oscuros, festivales que disponen de áreas designadas para tener sexo, así como en zonas de cruising (sexo en lugares públicos) o encuentros sexuales al aire libre.
Una de las vías más frecuentes de búsqueda de parejas sexuales para practicar chemsex es a través de aplicaciones móviles de contactos u otros recursos online. En estas aplicaciones se utilizan emoticonos o códigos que informan sobre lo que cada usuario busca u ofrece, llegandose a desarrollar un lenguaje en clave para la causa.
Situación en España y Comunitat Valenciana
Su prevalencia es mayor en grandes ciudades. Dentro de nuestro país, destacan Madrid y Barcelona, seguida de Valencia, colocándose la Comunitat Valenciana como la tercera comunidad autónoma española con mayor actividad de chemsex.
El practicante promedio de chemsex español es varón, de 35 años, homosexual, tiene estudios superiores y se encuentra activo laboralmente. Consume, mayoritariamente, alcohol, GHB y popper.
Dentro del sector, una quinta parte admite que es incapaz de mantener relaciones sin estar bajo el efecto de alguna sustancia, por lo que estamos ante una práctica potencialmente adictiva. Por otra parte, se estima que casi un 70% de los practicantes tiende a sufrir alguna ETS (enfermedad de transmisión sexual) a lo largo del año.
Posibles causas del comportamiento
Todo fenómeno tiene una explicación. Adam Bourne, un investigador australiano experto en la materia, recoge las posibles causas de la práctica de este fenómeno:
– Soledad
– Buscando una práctica sexual más intensa y duradera.
– Para sentirse más libres sexualmente y superar problemas de intimidad
– Para superar el miedo al rechazo y la vergüenza en el contexto sexual
– Para hacer frente a la estigmatización hacia ETS como el VIH o la hepatitis C
– Buscando evasión hacia problemas del pasado, incluyendo abusos sexuales
– Para superar la homofobia internalizada
– Para buscar intimidad, conectarse a otros, sentirse parte de una comunidad
– Para reafirmar su sexualidad
– Por presión de grupo
Síntesis del redactor
A pesar de que los practicantes pueden encontrar en el chemsex una fuente de diversión y evasión muy potente, el alto componente adictivo y el sustancial riesgo de contraer ETS lo convierte en una actividad de riesgo.
Por lo tanto, recomendamos al lector que sea prudente a la hora de consumir drogas, sobre todo en el apartado sexual, ya que el sexo es tan fascinante en sí que no requiere el acompañamiento de ninguna sustancia.