Efectos psicológicos
La pandemia está protagonizando un cambio brusco en nuestro estilo de vida, exponiéndonos a situaciones difíciles de afrontar; despidos, cierre de negocios, confinamiento, pérdidas familiares, privación total de nuestro ocio…
Todo esto está provocando que la salud mental de la población se haya visto amenazada en este último año, debido principalmente a:
- Altos niveles de ansiedad por miedo a enfermar o que nuestro entorno enferme.
- Miedo a la muerte en personas de riesgo.
- Sentimientos de culpa, ira, tristeza y resentimiento al no poder despedirnos de nuestros seres queridos que han fallecido.
- Estrés provocado por la dificultad para informarnos de forma objetiva sobre la situación, cayendo en la desinformación provocada por medios y redes sociales.
- Falta de acceso a servicios de salud mental.
- Inestabilidad laboral y desempleo.
- Aumento del consumo de ciertas sustancias y paralización de procesos de rehabilitación tradicionales.
Alcohol, tabaco y sustancias recreativas
Mientras las sustancias recreativas asociadas al ocio nocturno (MDMA, Ketamina, Speed, LSD…) se han reducido de forma significativa debido a la desaparición de los entornos habituales para ello (clubs, discotecas, festivales, conciertos…), el consumo de alcohol ha aumentado hasta un 44% a nivel poblacional.
Un dato sorprendente es que el 81% de las parejas han aumentado su consumo de alcohol durante el confinamiento, aumentando por 4 las posibilidades de llevar a cabo comportamientos abusivos.
Este estudio llevado a cabo por la Universitat de Valencia reporta que los motivos más frecuentes para el aumento del consumo de alcohol en estos tiempos de crisis son el aburrimiento (por tener más tiempo libre de lo habitual), la desinhibición y el uso como arma para intentar paliar la ansiedad, depresión, preocupación y soledad.
Sin embargo, 7 de cada 100 fumadores han dejado de fumar durante el confinamiento y 6 de cada 10 han reducido su consumo. Esta caída de la nicotina se debe principalmente al miedo por contraer enfermedades respiratorias que puedan agravar el diagnóstico al contraer covid-19.
Por otra parte, el confinamiento y el distanciamiento físico rompe en gran medida con los modelos de rehabilitación y estrategias terapéuticas para personas adictas (terapias grupales, fortalecimiento de redes e inclusión social), e incrementa la frustración y el riesgo de recaídas.
Antidepresivos, 3ª sustancia más consumida en España
Por otra parte, crece considerablemente el uso de antidepresivos e hipnosedantes, situándose así como la tercera sustancia más consumida en España, solo por debajo de alcohol y nicotina, debido sobre todo a la prescripción masiva de dichos fármacos por parte de los médicos de cabecera como herramienta para lidiar con la depresión, la ansiedad y los síntomas de abstinencia.
Este fenómeno se produce por la escasa inversión por parte del estado en salud mental, situando a España como el país europeo con menos psicólogos por habitante (4 por cada 100.000), cuando la media europea se sitúa en 16.