El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania está trayendo fatales consecuencias, muertes, pérdidas irreparables y dramas sociales. Buena prueba de ello es la historia de Alana, de 16 años que acaba de llegar a Valencia para comenzar una vida nueva con una familia de acogida, dejando atrás todo lo conocido hasta el día de hoy.
Alana ha sido acogida por una familia valenciana que se ha prestado a aportar su granito de arena en solidaridad con el pueblo ucraniano. La joven, tras varios días de viaje en autocar, está obligada a empezar prácticamente de cero, con lo «difícil» que es dejar su pueblo, cercano a Kiev, y a todos sus amigos allí.
Es una de las cuarenta personas que ha llegado, pasadas las ocho de la tarde, en el segundo de los autocares que la Fundación Juntos por la Vida ha fletado para traer a refugiados ucranianos desde su país o la frontera polaca hasta Valencia para vivir con familias de acogida, algunas de las cuales ya les conocen de programas estivales o navideños previos con niños y niñas de poblaciones de aquel país, como Chernóbil.
En este segundo autocar -el primero llegó la madrugada de este lunes- han viajado 52 personas pero finalmente han llegado 40 de 20 núcleos familiares diferentes a Valencia, pues el resto se ha quedado entre Alemania y Francia, con conocidos o familiares que tenían en ambos países.
La recepción del convoy ha tenido lugar en el campus de Vera de la Universitat Politècnica de València, cuyo rectorado ha «reclutado» a los cerca de 75 estudiantes ucranianos que cursan estudios en esta universidad para que les ayuden en la atención a estas personas, todas ellas madres o menores que huyen del país invadido por Rusia.
Llanto, abrazos y almas rotas
Al abrirse las puertas del autocar ha sonado el himno de Ucrania y se han sucedido las escenas de llantos y abrazos con las familias de acogida que les esperaban, algunas de las cuales han pasado ya hasta diez años con alguna de las niñas que ahora regresan a España obligadas por la guerra.
Los padres de acogida de Alana, Fernando y Cristina, han contado a los medios que esta joven viene a España desde que tenía 6 años pero ahora van a «empezar otra nueva etapa», han reconocido emocionados mientras hacían un llamamiento a los gobiernos para que no se olviden de Ucrania, pues el conflicto va para largo, ha augurado Fernando.
Por su parte, Alana ha contado que en su pueblo, cercano a la capital ucraniana, tuvieron suerte porque solo escucharon las explosiones, no las sufrieron directamente, y ha reconocido que sintieron alivio al llegar a la frontera con Polonia.
El miedo y la desesperación
Su compatriota Verónica, de 20 años, ha explicado a su llegada que viene a España porque ya tenía a su hermana biológica viviendo en Valencia, ha confesado que el viaje ha sido muy cansado y con muchos niños llorando durante el trayecto, y ha admitido que se siente mal por dejar su casa y dejar allí a sus conocidos, con miedo y escondiéndose en los sótanos.
Está previsto que en los próximos días llegue a Valencia un tercer autocar con más ucranianos que huyen de la invasión rusa, también con el apoyo económico de empresarios valencianos, que a su vez han fletado nuevos convoyes tanto para llevar ayuda humanitaria a la zona en conflicto como para regresar con más refugiados.