Un estudio de la la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) ha confirmado que beber más de dos tazas de café al día reduce un 44% el riesgo de muerte a largo plazo.
Entre las conclusiones que se sacan del trabajo, dirigido por la investigadora de la Unidad de Epidemiología de la Nutrición de la UMH Laura Torres Collado, se incluye también el riesgo de morir por cáncer.
Este trabajo ha sido publicado en la revista ‘Nutrients’ a partir del análisis de la Encuesta autonómica de Nutrición y Salud con datos de hace 6, 12 y 18 años provenientes de 1.567 personas mayores de 20 años en la Comunitat Valenciana.
¿A todo el mundo le gusta el café?
En total, según muestra la investigación, un 78% de la población adulta encuestada toma café a diario en la Comunitat Valenciana.
Este porcentaje ha permitido constatar que su consumo habitual está asociado de forma significativa con una menor mortalidad por todas las causas y mortalidad por cáncer.
A los participantes se les analizó la dieta, el estado de salud y los principales estilos de vida, incluido el consumo habitual de café, a través de un cuestionario dietético, y el estado vital y la causa de muerte de los participantes se verificó a partir del Índice Nacional de Defunciones de la Comunidad Valenciana, según un comunicado de la UMH.
En cifras
Mediante el uso como referencia de la mortalidad total entre los no bebedores de café, los consumidores hasta una taza de café al día presentaron un 27% menor de riesgo de muerte y los que bebían más de una taza al día (rango 2-6,5 cada 24 horas) presentaron un 44% menos riesgo.
Para la mortalidad oncológica, los que bebían más de una taza de café presentaron un 59% menos de riesgo de morir por cáncer que los no bebedores.
Para la cardiovascular se observó, también, un menor riesgo, aunque no resultó significativo.
Conclusiones
La conclusión del estudio es que el consumo habitual de café a largo plazo puede ser seguro, particularmente del tipo con cafeína sobre el descafeinado, al mostrar un efecto protector sobre la mortalidad total y por cáncer, y no asociarse a ningún aumento de la mortalidad cardiovascular.