Por Antonio Cabral, Psicólogo
¿Qué es el Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que provoca la muerte de las células nerviosas del cerebro. Por lo general, comienza paulatinamente y sus primeros síntomas pueden atribuirse a la vejez o al olvido común. A medida en que avanza la enfermedad, se van deteriorando las capacidades cognitivas, entre ellas la capacidad para tomar decisiones y llevar a cabo las tareas cotidianas, y pueden surgir modificaciones de la personalidad, así como conductas problemáticas. En sus etapas avanzadas, la neurodegeneración es tal, que la enfermedad de Alzheimer conduce a la muerte.
Se considera el tipo de demencia más común, siendo esta un término general para referirse a una alteración de la capacidad para recordar, pensar o tomar decisiones, que interfiere en la realización de las actividades de la vida cotidiana.
¿Cómo se detecta?
La enfermedad suele aparecer de forma discreta y progresiva, por lo que no es tarea fácil determinar su comienzo. Sin embargo, podemos enumerar una seria de síntomas comunes al inicio de la enfermedad, siendo estos sinónimo de dificultades en la memoria y modificaciones del comportamiento y del humor:
- Pérdida de memoria (sobre todo a corto plazo)
- Repetición frecuente de preguntas a pesar de recibir respuestas
- Colocación de cosas en lugares equívocos (sin recordar como ni cuando las dejó allí)
- Dificultad para recordar el nombre de objetos usuales
- Pérdida de la orientación espacial y/o temporal (no ubicarse)
- Dificultades a realizar gestos simples y familiares (memoria procedimental: conducir, abrir con llave…)
- Pérdida de interés y motivación por las actividades que antes disfrutaba
- Dificultades para realizar tareas fáciles
- Cambios bruscos en el humor (irascible, sin razón aparente)

Datos a tener en cuenta
- Es una enfermedad hasta la fecha crónica e incurable.
- Debe su nombre a un patólogo y psiquiatra alemán, Alois Alzheimer, que realizó importantes investigaciones sobre las enfermedades neurodegenerativas entre finales del S.XIX y principios del S.XX.
- Debido a nuestro estilo de vida, el Alzheimer es una enfermedad que cada vez se inicia en edades más tempranas.
- Debido al envejecimiento de la población, cada vez afecta a más personas. Su principal factor de riesgo es la edad: en España, el 7% de los mayores de 60 años y más de la mitad de las personas mayores de 85 años padecen Alzheimer, en total más de 1,2 millones de personas.
- Es más común en mujeres, tanto por tener mayor esperanza de vida como a la influencia hormonal (estrógenos).
- El coste promedio de cuidar a una persona con Alzheimer es de unos 24.000 euros anuales.
- No se conocen causantes concretos de la enfermedad, aunque el componente genético, ambiental y el estilo de vida de nuestra época parecen estar involucrados.
- Existen factores de protección para intentar evitar contraer la enfermedad de Alzheimer, destacando: dieta mediterránea, actividad física y estimulación cognitiva.
Etapas
Se diferencias tres fases, siendo estas de utilidad para conocer el estado de la enfermedad y así, poder adoptar diferentes tratamientos y actitud con el fin de ayudar al paciente a sobrellevarlo de la mejor forma posible:
Ligera:
- Primera pérdidas de memoria. Le cuesta mantener conversaciones.
- Bruscos cambios de humor, sobre todo cuando percibe que pierde el control sobre los elementos que le rodean.
- Se refugia en su zona de comfort (familia, casa…)
- Lenguaje escueto y algo desorganizado.
Moderada
- Pérdida significativa de la memoria a corto plazo. La memoria a largo plazo se mantiene, pero empieza a situarla mal y a mezclar eventos.
- A medida que aumenta su dependencia, puede aumentar la probabilidad y frecuenta de reacciones agresivas sin fundamento.
- Aumento de la fatiga. Cansancio y desmotivación.
- Insomnio.
- Miedos injustificados.
- Su vocabulario se empobrece, le cuesta acabar frases. Repite las mismas palabras.
- Su gesticulación es imprecisa. Pierde el equilibrio. Las caídas son más frecuentes. Pueden aparecer temblores.
- Cada vez es más dependiente: le cuesta vestir de forma apropiada con el clima, llevar a cabo labores cotidianas, no puede conducir, se pierde en trayectos anteriormente familiares…
Severa
- Pérdida de la memoria a corto y largo plazo. El enfermo no es capaz de reconocer a sus propios hijos o a su pareja. Sin embargo, suele conservarse la memoria emocional, el paciente es consciente de que su cuidador le ayuda y le quiere.
- Humor imprevisible. No se comporta de forma coherente.
- En cuanto al lenguaje, solo se produce un balbuceo ininteligible. Pocas veces utiliza las palabras de forma correcta, ni las comprende.
- No controla sus gestos.
- Es totalmente dependiente.
- Su neurogeneración es tal, que termina provocándole la muerte.

Estigmatización
En sociología, estigma es una condición, atributo, rasgo o comportamiento que hace que la persona portadora sea incluida en una categoría social hacia cuyos miembros se genera una respuesta negativa y se la vea como inaceptable o inferior.
La enfermedad de Alzheimer, como lamentablemente ocurre con otras muchas enfermedades, cuenta con una fuerte estigmatización. Esto se debe, en gran medida, a la desinformación. A continuación, se expone una campaña llevada a cabo por una asociación de Parkinson y Alzheimer en Trebujena (Cádiz), que tiene como fin luchar contra esta problemática:
- Quien padece Alzheimer no da lástima, ni requiere compasión. Sufre una enfermedad y valora ser entendido y respetado.
- Si olvida algo, recuérdaselo. No lo hace de manera intencional, es la consecuencia más común de su enfermedad.
- No le hagas sentir invisible. No le apartes. Cuenta con aquella persona como siempre has hecho. No la tengas encerrada, inscríbela en un centro especializado donde además de aprovechar su tiempo libre, pueda ser atendido por un equipo multidisciplinar que le ayude a frenar lo máximo posible el paso de su enfermedad.
- No le mires raro. Es una persona como otra cualquiera, la cual conserva intacta su dignidiad y sus derechos.
- Ayúdala. En fases avanzadas de la enfermedad, llega a ser totalmente dependiente.
- No hables mal delante de él. Un enfermo de Alzheimer tiene altas probabilidades de sufrir depresión en alguna de las fases de su enfermedad. Comentarios negativos solo pueden hacer aumentar esta probabilidad, incitando a que se sientan inútiles o molestos para sus cuidadores.
- No le riñas. Valoran la comprensión. Si el cuidador no tiene la suficiente paciencia para cuidarlo con el tacto correspondiente, se debe delegar esta responsabilidad (siempre y cuando sea posible, de lo contrario, se recomienda formación).
- No ocultes su enfermedad. Es positivo visibilizar la problemática. Favorece la comprensión y un adecuado tratemiento.
- No le trates como a un niño.
- Acompáñalo en su camino. Ayúdalo en lo que sea necesario. Recuerda que en un futuro su situación puede ser la tuya.

Papel de la Psicología
La intervención más recomendable centrada en el enfermo de Alzheimer es la estimulación cognitiva, en la cual se trabajan las diferentes áreas de la cognición con el fin de mantenerlas en buen estado y frenar lo máximo posible el paso de la enfermedad: orientación temporal y espacial, habilidades sociales, visuoespaciales, funciones ejecutivas, lenguaje, cálculo mental, atención, gnosia, praxia, y como no, memoria. Las áreas mencionadas se trabajan mediante actividades interactivas, grupales e individuales, variando el nivel de dificultad según usuario. Para definir la dificultad de las tareas se tienen en cuenta tres aspectos fundamentales: nivel intelectual, escolarización y fase de la enfermedad.
Otro ejemplo es la terapia ocupacional, la cual consiste en utilizar de forma dinámica y fructífera el tiempo libre de los pacientes, mientras trabajan la cognición, las habilidades sociales y la psicomotricidad. Ejemplos: manualidades, juegos de mesa, actividades grupales, excursiones…
Debido al carácter neurodegenerativo de la enfermedad, el enfermo de Alzheimer sufre alteraciones en el lenguaje y el movimiento, por lo que se recomienda un equipo multidisciplinar que cuente con fisioterapia y logopedia.
Los tratamientos farmacológicos actuales son sólo paliativos. Se emplean fármacos anticolinesterásicos en las fases ligera y moderada de la enfermedad y la memantina en las fase severa. También se pueden emplear antidepresivos, neurolépticos y antipsicóticos como apoyo ante los síntomas neuropsiquiátricos, afectivos y conductuales.
Sin embargo, el campo de intervención en Alzheimer no se limita al paciente. Las características de esta enfermedad (cronicidad e involución), generan en el paciente una dependencia en aumento dentro de sus actividades básicas e instrumentales. Esta dependencia, debe recaer sobre un cuidador. Dicho cuidador, no suele prestarse a esta labor de forma voluntaria, sino motivado por las circunstancias (normalmente pareja o familiares), por lo que usualmente no contará con ninguna formación para afrontar las situaciones que van a producirse a lo largo de la enfermedad. Esto puede ocasionar en el cuidador desgaste emocional, aislamiento social y una fuente importante de estrés. Si esto se produce, se recomienda apoyo psicológico para sobrellevar de la mejor forma posible este camino.
Si usted, lector, sufre alguno de los síntomas expuestos anteriormente o pretende ayudar a alguien con dicha sintomatología (o cualquier otro posible problema mental), no dude en contactar a la siguiente dirección de correo electrónico: [email protected]
Bibliografía:
- Alzheimer’s Association. Vía URL: https://www.alz.org/
- Confederación española de Alzheimer. Vía URL: https://www.ceafa.es/es/el-alzheimer/la-enfermedad-alzheimer
- Fundación española de Alzheimer. Vía URL: http://www.alzfae.org/fundacion/146/fases-alzheimer
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