José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), cree que el «exceso de precaución» con la vacuna de AstraZeneca va a generar una alarma social que va a hacer que para volver a vacunar, se tenga que realizar «esfuerzo pedagógico».
Para Forcada, el principal problema, no es solo la demora a la hora de recibir la vacuna, sino que «seguimos teniendo problemas de planificación y de coordinación», lo que hace que el proceso sea «más lento de lo que esperábamos».
«Seguimos haciendo cálculos día a día, se trabaja mucho desde la improvisación. La exigencia de refrigeración de los viales obviamente condiciona la planificación, pero además sufrimos demasiados cambios de criterio y frecuentemente a última hora», lamenta.
Su opinión acerca de AstraZeneca
Para Forcada, «todo precaución es buena», comenta en referencia a la suspensión del proceso de vacunación con AstraZeneca. En su opinión, hay que estudiar en profundidad los efectos adversos que puede provocar.
Aunque eso sí, esta paralización no está justificada puesto que se ha detectado apenas un caso por cada millón de dosis, por lo que considera este freno a la vacuna innecesario.
«La incidencia de las trombosis en personas vacunadas no parece que sea superior a la incidencia de esta patología en personas no vacunadas del mismo grupo de edad, pero aun así la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Europea del Medicamento están estudiando los casos. Ambos organismos recomendaron continuar con la vacunación porque los beneficios son infinitamente superiores a los riesgos», añade.
Por tanto, considera que ha habido un «exceso de precaución», porque «no se ha encontrado un incremento sustancial en la tasa de incidencia -de trombosis- entre el grupo de vacunados»
Para él, esto es una medida «meramente política, de cara a la galería», la decisión de suspender el proceso de vacunación en buena parte de Europa.
«Si es posible, esta misma tarde hay que retomar inmediatamente la vacunación», advierte, aunque también admite que el tiempo que se pierda será fácilmente recuperable, y que «hubiese sido mucho peor si se hubiese paralizado la vacunación del personal sanitario».
En respuesta al Sindicato Unificado de Policía
Según el Sindicato Unificado de Policía, «cerca del 90% de los agentes» están sufriendo algún tipo de efecto secundario derivado de la vacuna, a lo que Forcada responde que «esos números no coinciden en absoluto con los datos que maneja el sistema de farmacovigilancia».
«También es verdad que las reacciones adversas, cuando son leves, no se suelen declarar. Si te duele el brazo o tienes un poquito de fiebre, normalmente no se declara, pero en el caso de medicamentos nuevos como son estas vacunas, se hace un seguimiento exhaustivo de todas las reacciones adversas y a todas las personas se les dice que si tiene algún tipo de reacción adversa que la comuniquen. Sabemos que hay una ‘infradeclaración’, pero dudo que sea hasta el porcentaje del que se habla», insiste este especialista.
No se debería haber cancelado la vacunación al personal docente
Por otra parte, lamenta la forma tan abrupta en la que se canceló el proceso de vacunación al profesorado de la Comunitat Valenciana, a su juicio «de forma berlanguiana, a voz en grito entrando en las salas de vacunación».
«La gente ha visto esos vídeos. Justamente eso no ayuda a crear un clima propicio. Estás en la sala, a punto de ser vacunado o incluso con la aguja clavada, y entra alguien chillando como si nos invadieron los extraterrestres o como si hubiera caído la bomba atómica…», ironiza.
«No son maneras de ayudar para nada a una campaña de vacunación y a crear tranquilidad social. Hubiese sido más apropiado acabar el turno y dejar de ponerlas al final del día. Ahora, habrá que hacer de nuevo una importante labor de pedagogía».
El alarmismo social no ayuda al proceso de vacunación
Forcada recuerda que con las primeras dosis de Pfizer que se pusieron en el Reino Unido hubo dos casos de reacciones intensas y se decidió no poner esa vacuna a quienes hubiesen sufrido anteriormente algún tipo de shock anafiláctico.
En este sentido, cree las investigaciones abiertas a raíz de las posibles complicaciones con la variante de AstraZeneca quizá contribuyan a «afinar» más el público potencial para esta vacuna, y obviar a quienes tengan algún tipo de nexo común que pueda condicionar una disminución del número de plaquetas y una posible producción de trombos.
«Son hipótesis que se tienen que descartar según los estudios que se está realizando con toda la gente que presenta esos cuadros», pero que, en cualquier caso, «no deberían implicar la paralización del proceso de vacunación», concluye.