El Colegio de Veterinarios de Valencia ha asegurado que los perros viven el mes de marzo en Valencia «con terror», en condiciones casi bélicas de forma ininterrumpida, debido al estruendo que provocan los miles de petardos que se tiran en Fallas, lo que los llevan al «drama» y que deja a algunos totalmente «traumatizados»
Por estos motivos, el Ayuntamiento ha propuesto una especie de «tregua», por lo que está valorando la recomendación en el bando fallero de este año de no disparar artificios pirotécnicos entre las 15 y las 17 horas para facilitar el paseo de perros por la calle, que propone ampliar, al menos, en dos tramos diarios y un mayor cumplimiento de los horarios nocturnos de no lanzamiento
Marina Miralles es veterinaria, etóloga y miembro de la comisión de Bienestar Animal del Colegio de Veterinarios de Valencia (ICOVV), y asegura que esta situación es para los animales «como una guerra», por lo que «teníamos en mente proponer a las comisiones falleras que un par de veces al día no se tiraran petardos”
Las consecuencias
Esta situación se traduce en traumas para los animales. Muchos de ellos llegan al punto de no comer, no orinar, esconderse en algún punto de la casa temblando, sin querer salir, lo que lleva a sus dueños a tener que tratarlos con fármacos. «Para ellos son bombas que caen. No saben los que es, solo explosiones fuertes que les transmiten una sensación de peligro», continua Miralles
Miralles indica que el problema en la ciudad de València es que las fiestas no se reducen a una semana sino que comienzan a finales de febrero, con las primeras mascletaes y los primeros castillos de fuegos artificiales, y del 1 al 19 de marzo ya se pueden tirar petardos por la calle, algo que, los fines de semana, convierte a la ciudad en un sinfín de explosiones, en ocasiones de altísima intensidad.
Los dueños, señala, optan por salir a horas intempestivas, que es cuando hay opciones de encontrarse menos petardos, o por acudir, a través de los especialistas, al uso de psicofármacos y ansiolíticos, acompañados de medidas de manejo del entorno, como aislarles del ruido, paseos cortos y atados e intentar no dejarlos solos.
Los problemas continúan al terminar las Fallas
Pero el problema no se produce solo durante la veintena larga de días de fiesta fallera. Miralles asegura que ha tratado casos de animales que “realmente se han quedado muy bloqueados después de unas Fallas y a los tres meses siguen sin querer pasear porque han asociado la calle con el miedo”.
A medio o largo plazo, los especialistas tratan los casos más graves de miedo con medidas de “contracondicionamiento”, es decir, asociar una situación negativa con un estímulo positivo como la comida o el juego; y la “desensibilización sistemática, en la que se adapta la intensidad al nivel de miedo del perro, “pero que es muy difícil trabajar con fobias a ruidos fuertes, que son los que provocan los petardos, los truenos o los disparos”.
Miralles agradece la sensibilidad del mundo fallero hacia el problema que sufren los perros en Fallas, y también los gatos, precisa, “los grandes olvidados”, aunque ellos saben esconderse y no necesitan salir de casa.
Considera que “lo ideal” para los perros en Fallas sería que hubiera “un par de momentos al día” para que al menos puedan salir dos veces de casa, y “que más allá de la recomendación cada vez hubiera más cumplimiento y seguimiento”.