Una mujer de 33 años de edad ha resultado detenida en la localidad de Torrent (Valencia), después de que, presuntamente, estafara 67.000 euros a un anciano de la localidad utilizando el método conocido como «timo amoroso».
Según informan fuentes de la Policía Nacional, la investigación se inició después de que la UDEF de Valencia tuviera conocimiento de que un vecino de 87 años de edad estaba siendo estafado mediante esta modalidad.
Al parecer, la detenida, de origen rumano, habría forzado un encuentro «casual» con el anciano, para entablar con él una relación de amistad. Tras varios meses de relación, la mujer le pidió prestado al señor una determinada cantidad de dinero.
Para no levantar sospecha, la mujer firmaba documentos en los que reconocía el préstamo y, por tanto, la deuda, asegurando que le devolvería el dinero después de formalizar la venta de unas propiedades que poseía en su país de origen.
Según explican fuentes de la investigación, la acusada le contaba a su víctima múltiples problemas familiares y personales a los que tenía que hacer frente, para posteriormente solicitarle una cantidad de dinero. Las suma de todos los «préstamos» ascendía a los 67.000 euros.
Detención policial
Después de recabar las pruebas necesarias, y constatando que la mujer ya contaba con antecedentes policiales por similares hechos en el año 2013, cuando logró estafar 7.500 euros con exactamente el mismo «modus operandi», la Policía Nacional procedió con su detención, y ya ha sido puesta a disposición judicial.
El «timo amoroso»
El «timo amoroso», a grandes rasgos, es una modalidad de estafa por la que una red de estafadores selecciona a un anciano en concreto para seducirlo mediante mujeres de distintas nacionalidades, para posteriormente lograr sacarle grandes cantidades de dinero de forma desapercibida.
Para darle credibilidad a la situación, las mujeres implicadas en la trama, llegan a proponer matrimonio o incluso mantener relaciones sexuales y sentimentales con las víctimas durante un largo periodo de tiempo, para así ganarse su confianza.
Después, pedían ser incluidas en las escrituras de sus pisos y casas e incluso aparecer como beneficiarios en su testamento.
Como norma general, los estafadores estudian a sus víctimas, buscando a hombres de alto poder adquisitivo, para conseguir traspaso de patrimonio por valores importantes.
En ocasiones sus víctimas, al no disponer del suficiente dinero han llegado a vender sus propiedades y bienes, cancelando fondos de pensiones u obteniendo prestamos, «con el fin de satisfacer a estas personas carentes de escrúpulos», según las fuentes.